lunes, 2 de mayo de 2011

1º de Mayo, día de la vergüenza

La celebración del 1º de Mayo de este año ha estado marcada por dos circunstancias: los casi 5 millones de parados y la tibieza de los mensajes de los cabecillas de UGT y CCOO contra el gobierno del paro. No nos sorprende ya porque esta actitud ha sido una constante en los 7 años de gestión de ZP en los que esos sindicatos han asistido a la destrucción sistemática de empleo sin reacción alguna, excepto la cosmética huelga general del año pasado con escusas peregrinas en las que ni siquiera se hablaba de esa destrucción galopante de empleo. Estamos hablando de un país con una de cada cuatro personas paradas, una tasa de casi el 50% en paro juvenil y 1’3 millones de hogares con todos sus miembros en paro. Ante esta situación a todas veces alarmante y desbocada, esas centrales sindicales no han dado pasos para plantar cara al desgobierno que las ha provocado. España se ha convertido en la mayor fábrica de parados de toda Europa y estos sindicatos mayoritarios cada vez muestran más su distanciamiento de unos trabajadores que cada vez se sienten menos representados ni defendidos.


En este escenario, el 1º de Mayo de este año lo han trasladado a Valencia, tal vez les apetecía una paella, tal vez no se atrevían a aparecer por Madrid en espera del fracaso de convocatoria que han tenido, así la escusa es más fácil de elaborar. Pero lo importante es que mientras el gobierno siga manteniendo sus privilegios de casta alimentada con el dinero de todos nuestros impuestos, no plantarán cara por luchar por esos españoles desesperados por no llegar a final de mes, parados o condenados a sueldos miserables. Para dar forma clara a esto, podemos utilizar los datos aportados por ellos mismos: en 2010, las “centrales sindicales” recibieron más de 206 millones de euros en subvenciones, con ese dinero se podrían haber pagado 26.498 pensiones mínimas durante todo el año…


El sindicalismo actual ha fracasado hundido en el desprestigio ¿hasta cuándo debemos alimentar todos los contribuyentes con nuestros impuestos su estatus? ¿Porqué no viven de las cuotas sindicales de quienes crean en ellos como todos?


Por nuestra parte, un año más, no hemos querido participar en sus patochadas ni lavados de cara, verles arrastrar los pies por las calles con sus banderas y gritos vacíos de contenido, pasándose los cartones de Don Simón sin preocuparse por fin de mes, porque están perfectamente cubiertos. Nuestro primero de Mayo será cuando esta gente deje de vivir sin trabajar y sin hacer lo que deben, luchar contra todo aquel que perjudique a los trabajadores.


Hasta entonces, no tendremos nada que celebrar, seguiremos todos padeciendo su “sindicalismo” para seguir siendo el vagón de cola laboral de la Unión Europea.