miércoles, 29 de septiembre de 2010

La fábula del zapatero, el puerco jabalí y el tocho con gafas


Érase una vez un rebaño de ovejas que tenía tres pastores. Uno era el zapatero del pueblo, hombre pretencioso e incompetente que gustaba de presumir de talante y de don de gentes. Otro era un puerco jabalí de marrones colmillos retorcidos, gordo y grasiento que gustaba de plantarse en medio de la plaza del pueblo para aleccionar a todos con grandes palabras y empalagosos discursos llenos de retórica vacía. Y el tercero, el último en llegar al pueblo para hacerse cargo del rebaño, era un tocho de obra que se calzaba gafas para aparentar un halo de intelectualidad que compensase sus limitaciones.


El zapatero era además el alcalde del pueblo, al que las ovejas habían votado porque les prometió zapatos cómodos para sus pezuñas y 400 kilos de hierva gratis cada año para alimentarse sin tener que ir a pastar.


El zapatero era el jefe de los pastores y utilizaba al puerco jabalí y al tocho con gafas para tener controladas a las ovejas, que pastaban ignorantes día tras día con las palabras zalameras de los tres pastores.


Cuando de vez en cuando alguna oveja se quejaba de que no les llegaba el pasto prometido, los tres pastores clamaban al cielo gritando:


-¡qué viene el lobo Pepe, qué viene el lobo Pepe! Y os quitará todo el pasto, segará los campos, cortará los árboles y os quitará toda la lana ¡qué es malo malísimo!


Y después les decían a las confiadas ovejas que no se preocupasen, que ellos les protegerían para que tuviesen una buena vida.


Así pasaban los días, los meses, los años… y cada vez las ovejas estaban más quejumbrosas, peor alimentadas y con menos lana en sus cuerpos. Mientras el zapatero seguía alimentando copiosamente al puerco jabalí y al tocho con gafas y para ello cada vez tenía que sacrificar más y más ovejas.


Así, llegó un día que el zapatero dejó de dar el pasto gratis de mala calidad que daba a las ovejas para tenerlas contentas sin necesidad de moverse para buscarlo y entonces éstas empezaron a quejarse al puerco jabalí y al tocho con gafas.


¿Dónde está nuestro pasto gratis? ¿porqué no hacéis nada? – clamaban las ovejas.


Y el zapatero les decía, es que ya no queda pasto para todas. Y el puerco jabalí y el tocho con gafas gritaban:


-¡qué viene el lobo Pepe, qué viene el lobo Pepe!


Pero algunas ovejas ya estaban hartas de sus mentiras, de sus amenazas, empezaban a pensar:


-¿será tan malo el lobo Pepe? ¿para qué querría segar los campos y cortar los árboles y quitarnos toda nuestra lana? Al fin y al cabo, el zapatero ya nos quita la lana cada año, el puerco jabalí nunca ha pedido que deje de quitárnosla y que nos quite menos, y el tocho con gafas al final lo único que hace es repetir lo que dice el puerco jabalí con otras palabras…


Y entonces las que empezaron a pensar les dijeron a los tres pastores que ya no querían darles más su lana, que ya se buscarían la vida ellas solas sin su protección y que si venía el famoso lobo Pepe ya se apañarían con él.


Mientras las más bobas y cobardes del rebaño, inquietas, se sentían amenazadas e incómodas, sin saber porqué, no entendían a sus tres pastores, pero no tenían iniciativa propia para pensar porqué, y así cuando las que pensaron se fueron del rebaño a buscar unos pastores mejores, las otras se quedaron donde siempre y cuando los tres pastores les volvían a regalar los oídos con sus palabras vacías y sus mentiras contestaban al unísono:


-¡beeeeee, beeeeeeeee, beeeeeeeeeeeeeee!


Santiago España

viernes, 17 de septiembre de 2010

CORTINAS DE HUMO

CCOO Y UGT dicen que la huelga general será un éxito porque crece la indignación ciudadana… parecen olvidar que a pie da calle nadie parace creer en ellos ya a estas alturas y que a estas alturas el único éxito que podrán obtener será gracias al chantaje al trabajador que no quiera secundar su huelga saboteando el transporte público o amenazando desde sus comités con la no renovación de contratos, típica en las grandes industrias que será el único sitio donde podrán hacer ese tipo de “fuerza sindical”, parece o quieren creerlo, total, la sensación es que les da igual, seguirán viviendo de las subvenciones del estado y de su posición de privilegio mediático para garantizar que nada cambie. Hemos llegado a un momento en el que está aumentando tanto la indignación como el pasotismo, como el “que hagan lo que quieran”: lo hacen aunque nos pregunten y no estemos de acuerdo. Parecen haber conseguido ese cómodo status de impunidad en el que pueden hacer todas las barbaridades que quieran porque nadie plantará cara, nos colaron las ETT hace tiempo, bajan los sueldos, facilitan el despido, batimos records históricos de parados y destrucción del tejido empresarial, y la única respuesta entre comida y comida de los cabecillas de esos “sindicatos” con representantes del gobierno es salir un día a pasear sus banderas y a hacer berrear por las calles a sus delegados. ¿Pretenden hacernos creer que con eso solucionarán algo? Esta vez, el despropósito ha llegado a cotar tan ridículamente patéticas como que algunos políticos especialistas en la demagogia se acojan a la huelga... olvidando que son ellos los que tienen en sus manos el poner las soluciones a todo esto y sin olvidar, por supuesto, que a ellos no se les descontará nada de su gran sueldo pagado por todos los ciudadanos. Tenemos que revelarnos por como nos tratan. Se piensan que nos engañan, como si fuésemos criaturas o borregos, con cortinas de humo para distraer la atención de los gravísimos problemas que tienen sobre la mesa y que no afrontan o empeoran con su mala gestión o su pasividad o dejadez. ¿algún día trabajaran en serio por el bien común? Mucho me temo que no, que tienen montado su negocio y lo único que les interesa es seguir manteniéndolo a toda costa, sin importarles la ruina que dejan a su alrededor.

Que no cuenten conmigo para esto, ni un segundo perderé en hacerles el juego, es más, el día 29 trabajaré con más ganas que nunca, porque todo lo que me distancie de ellos me enorgullece, todo lo que me diferencie de ellos hará que crea más en mi y que tenga mi conciencia más tranquila. Porque no creo en sus mentiras, ni en su demagogia, ni en su política ni en su “sindicalismo”.

Montan 1 día de huelga para lavarse la cara de 364 días de “juerga” el resto del año. Y sus juergas las pagamos todos, con nuestros impuestos que les subvencionan a través de los presupuestos generales del Estado, con los convenios colectivos que firman y nos condenan, con su consentimiento a las malas políticas económicas, con su seguidismo a las patronales, con su desprecio a los parados, con el daño moral y de imagen que hacen a quienes queremos hacer sindicalismo de verdad y nos encontramos con una sociedad descreída y desconfiada, porque nunca apoyan medidas de presión reales y encima se permiten el lujo de intentar acallarlas, como nuestra huelga indefinida en Seguridad Privada, vigente desde junio del 2009, ignorada y acallada por esos que el día 29 saldrán a la calle a pasear banderitas porque sus cabecillas se lo exigen. ¿cuándo les exigirán sus afiliados también que luchen porque se cumpla la Ley en nuestro sector y se pague de una vez la sentencia de las horas extras? ¿cuándo les exigirán sus afiliados que firmen un convenio digno y legal en vez de las basuras que año tras año han firmado?

No confío en ellos, y repito, que no cuenten conmigo el día 29.