viernes, 22 de marzo de 2013
GASTOS QUE HACE FRENTE UN VIGILANTE EN EL AMBITO FAMILIAR
lunes, 28 de enero de 2013
REFLEXIONES DE UN VIGILANTE SOBRE LA SITUACIÓN ACTUAL
lunes, 2 de abril de 2012
¿Por qué mi enfado con la huelga general de UGT y CCOO?
En mi opinión, la representación sindical debería estar sometida a la voluntad de los trabajadores libremente expresada en cada empresa. El régimen actual, representación obligatoria, es una carga para la mayoría de trabajadores, que beneficia sólo a aquellos mejor colocados y, por supuesto, a los propios representantes sindicales. Los sindicatos mayoritarios están especialmente molestos con los aspectos menos espectaculares de la reforma como es el que, al menos en teoría, ya no tengan monopolio (junto con la patronal) para acceder a las subvenciones dedicadas a formar parados; o el que los ERE pasen a ser automáticos, lo que reduce su poder y con él su posibilidad de ganar todo tipo de compensaciones encubiertas; o que, al facilitar los convenios de empresa, la reforma aumenta la competencia entre empresas, pero a ellos les quita el monopolio del pasteleo de convenios estatales, sectoriales, etc, basándose en sus mayorías en las grandes empresas. Quizá también estén molestos con que la excepción que disfrutaban los sindicalistas de no perder su empleo en un ERE ahora se podrá extender a otros trabajadores. En principio, ya es discutible que los sindicalistas deban tener prioridad para permanecer en la empresa en casos de despido. La reforma permite extender esta prioridad a los trabajadores con cargas familiares, los mayores de cierta edad o las personas con discapacidad, pero sólo si así se establece en el convenio o en el acuerdo alcanzado durante el período de consultas. Será interesante comprobar si esos sindicatos utilizan, o no, este nuevo derecho. Los sindicatos mayoritarios se oponen a ésta y a cualquier reforma porque gozan de una situación de privilegio con la actual situación. Por eso, han bloqueado la reforma durante 40 años. Pese a ser muy poco representativos, se les ha tratado como representantes de los trabajadores; cuando en realidad sólo representan a los "colocados": los rentistas laborales que han tenido la suerte de conseguir un empleo retribuido por encima de lo que producen, generalmente en grandes empresas y en el sector público. Pese a ello, están presentes en todo tipo de foros (desde la negociación colectiva a numerosos organismos públicos) arrogándose una representatividad de la que de hecho carecen. Además de recibir todo tipo de subvenciones, obtienen un beneficio directo del sistema de formación de desempleados. Es más, incluso se benefician económicamente del proceso de ajuste ante la crisis, mediante las comisiones que cobran a los trabajadores para negociar las reestructuraciones y ERE. Y por si fuese poco todo esto, les pagamos millones y millones cada año con nuestros impuestos mediante los presupuestos generales del Estado, con lo que en el caso de todos los que estamos afiliados a otros sindicatos les estamos pagando a quienes nos acaban condenando a la miseria con su firma. Y con todo esto, ¿cómo justificar que con un día de huelga general que convoquen pretendan lavarse la cara los que el resto del año realizan las políticas sindicales que todos conocemos? Porque para luchar contra una reforma injusta o excesiva con un día de huelga general no es suficiente ni eficiente, y el haber estado callados durante años mientras se destruía empleo hasta llegar a los 5 millones tampoco…
viernes, 23 de diciembre de 2011
Una nueva agresión ¿sin reacción?
martes, 16 de agosto de 2011
La huelga del jueves
lunes, 2 de mayo de 2011
1º de Mayo, día de la vergüenza
La celebración del 1º de Mayo de este año ha estado marcada por dos circunstancias: los casi 5 millones de parados y la tibieza de los mensajes de los cabecillas de UGT y CCOO contra el gobierno del paro. No nos sorprende ya porque esta actitud ha sido una constante en los 7 años de gestión de ZP en los que esos sindicatos han asistido a la destrucción sistemática de empleo sin reacción alguna, excepto la cosmética huelga general del año pasado con escusas peregrinas en las que ni siquiera se hablaba de esa destrucción galopante de empleo. Estamos hablando de un país con una de cada cuatro personas paradas, una tasa de casi el 50% en paro juvenil y 1’3 millones de hogares con todos sus miembros en paro. Ante esta situación a todas veces alarmante y desbocada, esas centrales sindicales no han dado pasos para plantar cara al desgobierno que las ha provocado. España se ha convertido en la mayor fábrica de parados de toda Europa y estos sindicatos mayoritarios cada vez muestran más su distanciamiento de unos trabajadores que cada vez se sienten menos representados ni defendidos.
En este escenario, el 1º de Mayo de este año lo han trasladado a Valencia, tal vez les apetecía una paella, tal vez no se atrevían a aparecer por Madrid en espera del fracaso de convocatoria que han tenido, así la escusa es más fácil de elaborar. Pero lo importante es que mientras el gobierno siga manteniendo sus privilegios de casta alimentada con el dinero de todos nuestros impuestos, no plantarán cara por luchar por esos españoles desesperados por no llegar a final de mes, parados o condenados a sueldos miserables. Para dar forma clara a esto, podemos utilizar los datos aportados por ellos mismos: en 2010, las “centrales sindicales” recibieron más de 206 millones de euros en subvenciones, con ese dinero se podrían haber pagado 26.498 pensiones mínimas durante todo el año…
El sindicalismo actual ha fracasado hundido en el desprestigio ¿hasta cuándo debemos alimentar todos los contribuyentes con nuestros impuestos su estatus? ¿Porqué no viven de las cuotas sindicales de quienes crean en ellos como todos?
Por nuestra parte, un año más, no hemos querido participar en sus patochadas ni lavados de cara, verles arrastrar los pies por las calles con sus banderas y gritos vacíos de contenido, pasándose los cartones de Don Simón sin preocuparse por fin de mes, porque están perfectamente cubiertos. Nuestro primero de Mayo será cuando esta gente deje de vivir sin trabajar y sin hacer lo que deben, luchar contra todo aquel que perjudique a los trabajadores.
Hasta entonces, no tendremos nada que celebrar, seguiremos todos padeciendo su “sindicalismo” para seguir siendo el vagón de cola laboral de la Unión Europea.